diumenge, 27 de setembre del 2009

Transpirineus 2009 per asfalt, 2ona part

Con los depósitos llenos y un buen desayuno entre pecho y espalda empezamos la ascensión hacia el Port de la Bonaigua, sobrepasando ligeramente los 2000m en su punto mas alto, para cruzar Vielha y despedirnos, por un día, de nuestras tierras catalanas.



El puerto escogido para entrar en Francia fué el Port du Portillon, que por proximidad y por el destino que teniamos planeado visitar era la opción mas óptima, pues nos quedaban muchos quilómetros por delante y muchos puertos de alta montaña que coronar.






Aún así nos dió tiempo de comer un creppe en un puesto junto a la carretera, donde también compramos algo de miel. Como anécdota curiosa, el tendero, con un acento frances que no se podía disimular, se nos quejó que solo comieramos 1 crep por persona, cuando tenia una gran oferta de 12 crepes a un muy buen precio (la verdad es que los crepes eran de dimensiones ajustadas, pero su precio también, solo 50 centimos!). La gente siempre come 12, solo los españoles comeis 1 por persona gritaba el buen hombre, todo un personaje. De esas personas que siempre esperas encontrarte en una ruta para que te haga desconectar un poco del recorrido marcado.




Despues de repasar un poco la ruta sobre el mapa y cerciorarnos que estabamos en el buen camino, seguimos cabalcando rumbo al puerto estrella de nuestra ruta, el Tourmalet.




Poco a poco, o no tan lentamente en algunos tramos, ibamos subiendo y subiendo y adentrandonos mas y mas en el Parc National des Pyrénées, donde el ganado pastaba, ams o menos, libremente por medio de la carretera, cosa que te obligaba a estar bastante atento no fuera que en alguna curba un par de cabras hubieran decidido tumbarse a descansar a la sombra de un pequeño muro...




Puerto de montaña coronamos bastantes, pero en el que mas tiempo pasamos fué en el Col d'Aspin.





Hubiera sido divertido ver como el propiestario de este vehiculo accedia a el... menuda "cabronada"...






Pau es un gran amante de los animales...






Despues de rodar sobre carreteras de alta montaña durante unas 2 horas por fin llegamos al Col du Tourmalet, 42°54′29″N 0°08′46″E, donde muchísimos ciclistas durante el trayecto nos hacían recordar que estabamos pisando uno de los recorridos mas emblematicos del Tour de Francia. Pintadas de animo en el asfalto nos acompañaron hasta llegar a los 2115m de altura que alcanza este puerto, donde hay una escultura rodeada de mas ciclistas que no permite hacer oblidar a quien la visita lo que significa estar en este terreno, cercano al Pic du Midi de Bigorre (2877m) que no pudimos visitar por estar cerrado a los vehículos a motor. Obviamente no ibamos a subir a pie... temas de horario, claro... La verdad es que nos dio un pelín de rabia pues las vistas de los alrededores a tal altitud deben ser espectaculares. Queda pendiente pues!






Vaya, ¿que es eso que sube por la ladera de la montaña? si, será mejor que emprendamos la marcha otra vez porque se acerca niebla. Rapidamente y casi sin darnos cuenta ya la teniamos encima. suerte que empezabamos a descender y ella queria ascender... en algun momento seguro que la dejariamos atras.




Ciertamente lo que mas molesta de la niebla no es el no ver, sino el que se te empapen las gafas de humedad y veas aún menos. Aquí cada uno tiene su técnica... o ir pasandole el guante cada 500 metros o quitartelas y poner cara de chino comiendo limones. Cualquiera de las dos son fatal...






Unos cientos de quilómetros antes de donde teniamos pensado acampar, no recuerdo si cerca de Angelès-Gazost o de Laruns... creo que Laruns, si, definitivamente Laruns, cogimos un devío, bien, cogí un desvio y todos me siguieron hacia, supuestamente el Portalet d’Aneu, y que se convirtió por un error de navegación, en uno de los tramos mas pintoresco y entretenidos del viaje.




Cruzamos un rebaño de ovejas, pisamos tierra, caminos de gravilla, coimos al lado de una presa que creaba un precioso lago... pero desafortunadamente no tenia salida.








De echo no fué muy grabe pues solo eran unos 10 minutos hasta volver al camino correcto pero... cual era el camino correcto? no os fiéis nunca ciegamente del gps y en caso de duda preguntar a los autóctonos de la zona, si y cuando encontréis alguno...! En nuestro caso unos excursionistas nos dieron varias indicaciones (en francés, claro está) con las que pudimos volver a coger la carretera correcta en tan solo unos cientos de metros, en una bifurcación en el pueblo próximo.




Mira tu que bien, ahora llueve... pero nada, cuatro gotas mal contadas que solo sirvieron para tener que reducir la velocidad a causa del asfalto mojado...




El Portalet d’Aneu (1794m), tocando al pic d’Aneu de 2364m, nos anunciaba que solo nos quedaban poco mas de 60 quilómetros hasta Bujaruelo, donde acampariamos la última noche. Antes de llegar al camping nos esperaba una grata sorpresa... 3 quilómetros de pistas abiertas a la circulación rodada por el Parque Natural de Ordesa y el Monte Perdido. Precioso... un lujo a día de hoy encontrar un camping en tal situación.




Registro echo, mugre lavada y tienda montada! Que queda? La cena! y luego una partidita de poker, en la que desplumé varias veces a mis débiles adversarios, con un ColaCao calentito por copa y una banda sonora muy castiza, a ritmo de copla, de fondo.






Hasta ahora habiamos sorteado bien el tema de la llubia. Aunque amenazante nos siguió hasta el último quilómetro pero en Bujaruelo no nos dio tregua y descargó a gusto buena parte de la noche. Esta última parte me la han contado porque ni me enteré que siguió lloviendo una vez cogido el sueño...

9 de la mañana, a recoger y desayunar! Bocadillo de lomo con queso con 70 céntimos de suplemento por el pan con tomate... en Catalunya lo damos gratis...eh? pero oye! un detalle que lo tuvieran en la carta (aunque nosotros lo refregamos, no lo rallamos y se lo echamos por encima!). Muy bueno el lomo, eso si!




Después de despedirnos de los dueños, tristemente empezamos a volver a casa... y mas tristemente por unas carreteras con infinitas rectas... muchas rectas... demasiadas rectas... tantas rectas que me empezaba a salir espuma de la boca y urticaria... total, que paramos a revisar el mapa y buscar una de esas carreteras con muchas letras y muchos números, normalmente dibujadas con trazos finos para proseguir el camino, y hacerlo mucho mas ameno, hacia nuestro punto de origen 3 o 4 días antes.






Última parada para comer algo en Guimerà, donde Pau aprovechará para quitar el último tornillo que le quedaba a su cubre carter (los otros los ha perdido por las vibraciones...) y transpirenaica concluida!




Por cierto, os he contado lo que le ocurrió al intermitente de la Yamaha de Pau pocos quilómetros después de salir, el primer día? Miradlo vosotros mismos!




Solo queda lo peor, asumir que mañana toca trabajar...

divendres, 25 de setembre del 2009

Transpirineus 2009 per asfalt, 1era part

Después de varias semanas de exprimir mapas y lugares con información sobre carreteras secundarias y puertos de montaña estaba en condiciones de empezar a dibujar lo que seria un puente largo de moto, curvas y campings.




Al principio me hacia ilusión que todos los que participábamos en esta salida, aprovechando el puente de la Diada de Catalunya, pusiéramos un granito de arena en la confección de la ruta, pero viendo que es mas interesante una jarra de cerveza que el mapa en la mesa del xiringuito (y no os culpo...) pues nada... me di libertad absoluta, y la próxima vez que vayamos a mirar una ruta tendremos que quedar donde no se pueda ni beber ni fumar, eh, Pau...?




La idea era sencilla, recorrer los Pirineos de lado a lado, esta vez por asfalto (todo llegará...), desde el Cap de Creus hasta, en un primer esbozo, el País Vasco. Después de bastantes ideas y recorridos diferentes no llegaremos al País Vasco para poder pasar nuestro último día en medio del Parque Natural de Ordesa y el Monte Perdido. Espectacular...



La primera parada programada de la Etapa 1 de nuestra particular transpirinaica era el Cap de Creus, pasando por Cadaqués, donde llegamos antes de comer, a eso de las 12. La salida estaba prevista a las 6:30 desde Vilafranca, pero un servidor tubo que amarrar el equipaje, pues no se amarra solo, y tardemos un pelín mas... de todas formas a las 7 ja estábamos rodando rumbo a Girona donde nos comeríamos uno de los mejores bocadillos de panceta con queso (y lomo en algún caso) nunca vistos...




Solo comentar que una vez tuve el equipaje amarrado, los guantes puestos, la moto caliente y el casco en su sitio aún pasaron unos minutos de espera a que el colega que daba prisas acabara de vestirse... Si es que siempre tengo que esperaros...




Cadaqués, 42°17′28″N 3°16′38″E, pueblo que vive claramente de cara al mar y en el que no se puede aparcar fácilmente, ni una moto, nos regaló algunas de las vistas mas bonitas de la costa catalana que podemos encontrar.








Después de recorrer un camino entre formaciones rocosas imponentes y el Mar Mediterráneo, nos abrimos paso a través de su Parque Natural, curva tras curva, hasta el Cap de Creus, 42°19′09″N 3°19′19″E, con su faro, sus 67,2 metros de altitud y todos sus visitantes intentando aparcar su coche. Imaginaos como debe estar esta zona en pleno verano... No m’hi veureu pas!






Siempre que se hace una parada un poco larga es buen momento para apretar los cuatro tornillos que siempre se aflojan de la moto o de volver a conectar el cable del cuenta quilómetros de la moto... vaya... lo normal!




Nota: Hacia que rueda va el cable? Hacia la de delante... muy bien... entonces que rueda tendremos que hacer girar para comprobar su correcto funcionamiento...? Si, eso mismo, Pau levantó la trasera. Molt gran Pau!

Con ganas ya de pillar carreteras de costa reviradas, dejamos el Cap de Creus atrás para dirigirnos hacia Francia por Portbou. La verdad es que todo muy bonito pero prefiero 1000 veces más l’Empordà que pocos quilómetros atrás habíamos abandonado.

El paso por esta zona costera de Francia fue mas anecdótico que otra cosa, pues nuestro destino final era volver a Catalunya entrando por Molló, 42°20′58″N 2°24′22″E, mas concretamente por el Coll d'Ares (1513m), nuestra puerta de entrada a tierras catalanas.






Se iba acercando el atardecer y el tiempo empezaba a apretar. La idea era llegar al camping a eso de les 17 o las 18 para tener tiempo de plantar la tienda, ducharnos y preparar la cena con la última luz del día. De momento el planning se cumplía y después de unos 400km llegamos al camping els Solans, pasando primero por Camprodon a por pan, un melón y unas Alter Colas, entre otras cosas. De echo íbamos muy muy bien de tiempo y nos permitimos el lujo de comer en el primer camino no asfaltado que encontramos, aunque fuera el camino que nos conducía al cementerio del pueblo...




Ya en el camping, destacar que Mónica y un servidor montamos nuestra tienda antes que las 2seconds de Pau y Ciscu... ah! y que hice un amiguito nuevo, aunque no nos dijimos mas que “toma” y “gracias”, cada vez que nos cruzábamos por algún lugar del camping nos mirábamos levantando las cejas... que bonito... y es que les dejé la maceta (no la de los geranios, la de goma) para clavar las piquetas. Eran una pareja excursionista que parecía habían echo todo el camino hasta el camping a pié y usaban piedras para clavar la tienda. Una pareja simpática pero poco habladora que a eso de las 20h00 ya estaban durmiendo debido, seguramente, al cansancio que mostraban en sus caras.




De momento el clima nos respetaba y no llovía, de echo no recuerdo si nos llovió la primera noche, creo que alguna gota se descolgó, o quizá era solo la humedad de la zona, próxima a un río.




Una fabada y un cacaolat calentito en el bar del camping, acompañado de una partidita de la oca, y a dormir. El saco no sobraba pero tampoco pasamos frío. Al día siguiente nos esperaba una etapa tranquila, casi puro trámite, para llegar a Esterri d’Aneu, 42°37′48″N 1°7′28″E, dónde Pau nos ofreció su casa para pasar la tarde y la noche.






9 de la mañana, todos en pié! Con mas o menos demora vamos empaquetando trastos y con todo recogido a desayunar algo calentito al bar, otra vez... y es que ¿que tendrán los bares de camping que siempre se gastan tantas horas en sus mesas...? Cafe con leche y pastas acabadas de hacer! El camping era pequeño pero los propietarios se lo curraban.




De Camprodón a Ripoll y de allí a Ribes de Freser para entrar a divertirnos a la Collada de Toses y subir a la Molina. En esta zona me di cuenta de que mi filosofía de viaje ya no es ir a quemar estriberas, me he vuelto un trailero sin prisas... aunque por el camino me ví obligado a rozar un par de veces la pata central contra el asfalto y a adelantar a un par de R’s... y es que la Collada de Toses tiene algo que llama a disfrutarla. Hablando de disfrutarla, quien la disfrutó fué Pau, al que perdí de vista durante unos quilómetros! Hasta que un Mosso d’Esquadra le adelantó. No van con tonterías, madre mía... que manera de adelantar...






Subida a la Molina a comprobar que, efectivamente, si no es invierno no hay nieve, y vuelta a bajar para repostar en la gasolinera al final de la carretera de Toses, donde siempre hay una gran concentración de motoristas repostando.

De este punto hasta Esterri creo recordar que no pasó nada destacable, sinó me acordaría...

Esterri d’Aneu, 42°37′48″N 1°7′28″E, a eso de las 14 ya con las motos descansando bajo cubierto y el equipaje en la casa y es que a las 14:30 nos esperaba en la Bonaigua un chuletón de quilo. Hasta allí subimos en coche, así el que no puede beber vino con la carne solo es uno, aprovechando que Ciscu y Mónica prefirieron acompañarnos sobre cuatro ruedas. Una vez arriba, la gran catastrofe de la salida... solo quedaba un chuetón de quilo... vaya por dios... 800km para que no tenga chumetones de quilo apra todos... pues nada, un chuletón para compartir y... un entrecot de 0,5kg por barba con un buen plato d’Escudella. tendremos que conformarnos con esta alternativa... Espectacular, todo buenísimo!

Con un exceso de alimentación generalizado de vuelta para Esterri a hacer la siesta, que tanto apetecía después de tal banquete, con el convencimiento que no cenaríamos esta noche. Mentira! Cenamos y comimos cacahuetes mientras veíamos una absurda película de unos tíos en un barco gay.

Otro nuevo día empezaba, tercera y mas larga etapa de nuestro recorrido. También la que mas altitud nos haría alcanzar. Tienda nuevamente recogida, pues estaba secándose de la humedad de la primera noche, equipaje montado, casco, botas, pantalones, camiseta, y guantes, no por este orden, puestos, y a la carretera! Ojo! Antes una parada en el horno del pueblo a comprar varios desayunos por cabeza y pan para el día.




Ahora sí todo listo para dirigirnos otra vez a Francia.