dimarts, 8 d’abril del 2008

Plantación de árboles en Clares (Guadalajara): La plantada y la ruta.

(Primera parte de la crónica aquí)

Ya estoy instalado en mi habitación, la tejón. Y diréis, y eso de tejón? Pues bien, es que cada habitación tenía su nombre propio. Así pues había tejones, gallipatos, oréganos y tomillos, entre otros.



Ahora ya solo faltaba conocer a mis compañeros de literas que llegaron poquito antes de ir a cenar, cena que agrupó a los que veníamos de mas lejos y a los que eran de mas cerca.



Durante la cena nos fuimos conociendo todos un poquito y luego pasamos un rato tomando algo y charlando en el mismo comedor del albergue hasta que nos echaron por pesados, bueno, y porque la cocinera quería irse a casa… La fiesta se mudó al edificio de las habitaciones, donde seguimos con lo nuestro, pero en ese momento yo ya duré poco pues el cansancio pudo conmigo y me fui para el sobre.

De lo cansado que estaba me dormí en 5 minutos, pero el calor que provocaba el suelo radiante de la habitación me despertó hacia las 7 y media de la mañana. En la vida hubiera pensado que pasaría calor de noche en la siberia española… Ese suelo radiante alimentado por biomasa era un escándalo…

Después de una buena ducha me fui a ver como pasó la noche Pegui, que tubo que dormir a la intemperie. Calhymerito también estaba acicalando a su montura aprovechando la escarcha para quitar bichitos.



Que frio hubo de hacer por la noche…



El día se desperto perezoso, con una niebla muy cerrada que daba una sensación de frío muy acusado. Yo ya temia por si lloberia el dia de regreso, pero no me desagradaba esa falta de sol para ponerse uno a cavar agujeros para los plantones.



De todas formas la niebla no hizo acto de presencia mucho mas tiempo y al final pudimos lucir un resplandeciente rojo-guiri en nuestra piel, al cabo de una mañana de plantación a la intemperie. Si es que ni tanto ni tan calvo…





Ya era pasado el mediodía cuando plantamos el último arbolito y ya nos llamaron para comer. Un servicio de preparación de comidas populares nos esperaba con una paella XXXL de migas listas para tomar.



Que buenas estaban y que bien que sentaban después de una dura mañana plantando.



Las burritas tambien tenian sed…





Vaya comida nos pegamos, como señores! Migas, empanadas riquísimas, postres, vinos, queso… como para quedarse con hambre…





El sol apretaba y alguno tubo que buscar soluciones para mantener la cabeza fria… Yo, por otra parte, me la quemé…





Ah! Y cervecita fresquita tampoco podia faltar! Bueno si… faltar podia porque se acabó o no supe encontrarla… pero haberla haila, que se dice.



Después de comer nos fuimos al albergue a disfrazarnos de traileros (o delincuentes, como les gusta llamarnos a las autoridades) para que los autóctonos de la zona nos llevaran de paseo a ver las maravillas de los alrededores. Pero antes, un café en Mazarete.







La ruta nos llevó hasta el centro de interpretación del alto tajo donde nos dieron información sobre el parque natural y muchísimos detalles interesantes sobre su fauna, flora y formaciones rocosas singulares. Solo hubo un problema, que después de la mañana de curro que nos pegamos se nos caían los parpados a la mayoría… sobretodo en el video final… eh! pero aguantamos como campeones! (aunque alguno aprovechó la oscuridad de la sala de proyección para siestear 4 minutitos)



Ya estábamos en pleno parque natural y el paisaje era inmejorable. Poco a poco íbamos descubriendo formaciones como las que nos explicaron en la charla de hacia un rato y, la verdad, es que valieron la pena esos minutos de formación para poder acabar de apreciar lo que veíamos.





El Tajo no tardó en hacer su aparición, un poco bajo de nivel según decía la gente que lo había visto en otras ocasiones…



Daba gusto ver tanto verde por todas partes… que calma y que tranquilidad…



La siguiente parada seria el puente de San Pedro, por donde se cruza el Tajo y donde hay una zona habilitada para aparcar los vehículos y poder disfrutar del entorno.

Poco a poco ibamos llegando al lugar





Estas vistas ofrecía un lado del puente…



Y estas otras desde el otro lado…



Después de unos minutos de pausa y disfrute del paisaje cogimos la primera y única pista de tierra de la ruta que nos habían preparado los compañeros de Clares. Era una pista totalmente habilitada para vehículos de cuatro ruedas, pero por donde no podían circulas quads, muy perseguidos en el Alto Tajo.



Las vistas merecían tragar los quilos y quilos de polvo que comimos…



Y nada, otra vez en marcha para volver a llegar al albergue, donde nos esperaba nuestra muy merecida cena.



Para la vuelta me uní a los de Clares, que volvieron un tramo por pistas, y os doy un consejo: si algún día encontráis a alguien de Clares y os dice que el camino esta un poco mal, quiere decir que las vas a pasar canutas porque hay badeos y barro por doquier. Aún así, no me la hubiera perdido por nada del mundo!

1 comentari:

Anònim ha dit...

Hey, I am checking this blog using the phone and this appears to be kind of odd. Thought you'd wish to know. This is a great write-up nevertheless, did not mess that up.

- David